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cigarrillos rico tipo de Ariza |
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Tranvía a caballo - Villa Ariza - Estación de Ituzaingó |
VILLA ARIZA, por GERARDO ANSALONE, año 1976
Por el año del Centenario -1910- la mayoría de
los fumadores consumían cigarrillos de veinte centavos el paquete o
"atado". Los había de otros precios de 10, 15 y 30 centavos. Por ahí
se le ocurrió a una fábrica lanzar a la venta una mezcla de tabaco superior y
los vendía a 40 centavos, (los 43, de a 40, marquilla dorada de Piccardo y Cía)
fueron escasamente fumados.
Los de veinte centavos que agrupaban la mayor
cantidad de consumidores se disputaban la clientela por medio de premios y
concursos: ¿Cuántos granos de maíz o de arroz tiene la botella? ¿Cuándo se
extinguirá la vela? ¿Quién ganará el campeonato de la primera división de
fútbol?, otros incluían en cada paquete un vale equivalente a uno o dos centavos según el valor del
atado, un dicho, una figurita y algunas empresas para ahorrarse de imprimir o
comprar algo para incluir en los atados -siempre costoso y que no fuera
falsificable- aceptaban el mismo envoltorio -la marquilla- en el cual venían
los cigarrillos siempre que tuvieran adherido un trozo de la estampilla fiscal
del impuesto.
Los premios eran distintos, algunas marcas por
cien cartoncitos-vales- obsequiaban doce fotografías tamaño postal (siglo XX)
por 800 un reloj de bolsillo Condal, por 200 una caja de 20 atados de
cigarrillos de 20 centavos, por 500 marquillas vacías UN LOTE DE TERRENO EN
VILLA POSSE (Mitgre) y más tarde otra marca (Rico Tipo) también con 500
marquillas vacías obsquiaba UN LOTE DE TIERRA EN VILLA ARIZA ITUZAINGO.
Así el señor Ariza, fabricante de cigarrillos,
para acrecentar su venta obsquiaba con un lote de terreno a sus favorecedores
en la localidad y pretendía fundar un pueblo con su nombre. La Municipalidad
aprobó los planos con el nombre de VILLA ESPERANZA. Pero le quedó VILLA ARIZA.
Muchos fumadores tenían la constancia de
reunir las marquillas y escrituraban el terreno. La escritura costaba unos
treinta pesos, pero era raro el que se afincara en el lugar, lejano y muy
difícil de llegar entonces.
Trenes a vapor, pocos en el día, era poca la
extensión de tierra, un lote 200 a 500 metros cuadrados, exigua para tan
alejado lugar "en el campo".
Para ir a la estación, hacer las compras,
había que tener un caballo o un sulky.
El tiempo transcurría y el lugar no
prosperaba. El negocio de los cigarrillos tampoco, pese a premio tan concreto.
Entonces la fábrica cerró y la tierra -la loteada- se hizo cargo un nuevo
señor: la familia Pasquié y Cía. y el Banco Supervielle, con la esperanza que
se formara el futuro pueblo. Que al fin llega.
Se sitúa en las tierras de ARIZA administradas
por el banco ahora, un horno de ladrillos. Los hornos son industrias ambulantes
-donde hay tierras para fabricar ladrillos se instalan, terminada la tierra, a
otra parte. Para la población del horno, construían unos ranchos con paredes de
adoble (ladrillo crudo) para las bases de las paredes y de carga sobre las
chapas de zinc, una hilera de ladrillos cocidos -de esta manera se aseguraban
contra el agua de las lluvias que no le llevara la pared y contra el viento que
no se le llevara las chapas; una aguada, con una noria, y el pisadero donde la
yeguada, con su andar circular, preparaba el barro al que luego se le agregaba
"la liga" paja y estiércol de caballo que les darían consistencia, al
transformarse en ladrillos.
Este horno que se sitúa en VILLA ARIZA era de
don NICOLAS DEFILIPPI. Pero Defilippi -en vez de construir un rancho, como
todos los industriales de su oficio- hizo construir una casa con amplias
dependencias, se radicó en el lugar con su familia.
Como consecuencia, en sus alrededores se
construyeron otras y comenzó a formarse el pueblo.
El horno era industria y con él, comenzaron a
trabajar obreros, peones que debían llegar al lugar todos los días y con ellos
los proveedores, el panadero, el almacenero, carnicero, transporte de elementos
-carbonilla, leña, abono...- Villa Ariza comenzó a moverse.
La gente tenía que llegar todos los días al
lugar y algunos imitaron a don Nicolás Defilippi se situaron en la Villa o en
las cercanías.
Los primeros que se asentaron fueron familias
accesorias al horno y el elemento indispensable para moverse era el caballo y
el sulky.
El caballo para los chicos era un chiche, y el
compañero al que lo único que debían darle era agua y un poco de maíz para
tenerlo dócil y aquerenciado. Luego, echado al campo de todos, toda VILLA ARIZA
era un enorme potrero. Campo de pastoreo. En cada casa había uno o varios
caballos. Uno era para los mandados, otro para el padre para las obligaciones
mayores. Ir al almacén, a la panadería, al pueblo, era el caballo el medio
común, por lo general servía un petiso manso, algunos venían al silbido y....
¿qué traigo mamá? También servía para otras cosas importantes, ir al colegio,
llevar en ancas al hermanito y más atrás algún invitado... con riesgo de cruzar
una zanja, perderlo por el camino.
En aquel entonces (1912) se construía la unión
del ferrocarril con el tranvía subteerráneo - túnel de plaza Miserere. La
empresa constructora Pasquié y Cía. también interesada en la venta del Sr.
Ariza, estableció un servicio de coches especiales con un distintivo para
realizar el servicio entre Ituzaingó y Villa Ariza para todos los trenes que
salían de Once, desde las 11 hasta las 16.30, los días domingos y de fiesta.
Los boletos para ese coche se vendían en
Buenos Aires, Banco Supervielle y Cía, San Martín 184 y en Ituzaingó en el
almacén de ramos generales de los hermanos Pastré y el vecino Miguel Nuin.
El progreso era lento, de acuerdo al momento,
y se pensó que asegurando la comunicación y no solamente en los días domingos y
festivos para todos los días, sería el seguro medio para que el lugar se
poblara. Se proyectó una línea de tranvías.
Así fue que durante 1913 se realizaron las
gestiones municipales y se obtuvo una concesión por 20 años para instalar desde
VILLA ARIZA A LA ESTACION ITUZAINGO un servicio de tranvías a caballo.
Debe haber facilitado su instalación la
empresa Pasquié y Cía. citada anteriormente en buenas relaciones comerciales
con el Ferrocarril del Oeste, pues le construía la unión de vías y el túnel
-Once Plaza Miserere- Tranvía Once-Plaza de Mayo.
Seguramente adquirieron durmientes de segundo
uso, vías livianas y con la facilidad del terreno sumamente llano, permitió
extender la línea rápidamente, con una única obra maestra -de mampostería-un
desagüe en diagonal, alcantarilla, cubierta con tablas de quebrano, sobre paredes laterales, que se
construyó en la esquina de las calles Castelar y Gambeta, hoy Carlos M. de
Alvear y Olavarría.
En la estación Ituzaingó, punta de rieles, el
caballo se desenganchaba del coche y se lo llevaba al contrafrente. Su
inauguración oficial fue todo un acontecimiento, el 24 de mayo de 1914 con la
presencia del intendente de Morón, Ernesto Grant, el presidente del Concejo
Deliberante Aldebrando Brunetti, concejales, pobladores y vecinos.
Los coches eran 3 comprados o renovados a la
Compañía de Tranvías Anglo-Argentina de la ciudad de Bs. As. -material de
rezago- ya no se usaban en la Capital Federal como de a caballo y se habían
dejado de usar también como acoplados de los tranvías eléctricos.
Los vendían -me informaba Pergolezzi, que
fuera uno de los conductores- por la suma de cuarenta pesos. Puertas
corredizas, toda madera de roble americano, asiento a lo largo del vehículo,
ventanillas que se alzaban con vidrios en fin, eso era no un pago, un verdadero
regalo.
Periódicamente había que cambiarle el aro a
las ruedas, es claro, se gastaban. Así anduvo
el tranvía muchos años. Con el tranvía la poca gente que se había
situado se sintió más tranquila, más cerca.
Los domingos por la tarde para diversión de
los pobladores y atracción de los posibles visitantes propagandistas del lugar
o futuros compradores, se aprovechaba el vivero de otro vecino emprendedor don
"Pepe" José Firpo que se estableciera en los fondos de la villa y en
dirección a la Av. Santa Rosa con un vivero de plantas y en la frondosidad de
toda una añosa vegetación y variada especie de árboles frutales, contribuía al
movimiento de la zona cediendo el lugar para reuniones. Recuerdo que el Club
Atlético Ituzaingó organizaba durante los veranos, fiestas-kermeses, al aire
libre, con orquestas o bandas, se bailaba hasta el atardecer. Eran domingos de
fiesta, degran movimiento, pero todo era circunstancial, no estable. El lugar
apenas se movía.
Después de un tiempo deja su cargo el primer
conductor del tranvía, don JOSE MARIA GOMEZ, e instala donde funciona en la
actualidad la Pandería "El Progreso", un almacén.
Comienzan a proveerse los pocos vecinos del
lugary se hace del negocio el centro de reunión. A la hora vespertina, los hombres con sus charlas
en el "boliche" se entretienen. No faltan las partidas de truco,
escobas y alguna partidita de monte.
No faltan los comentarios de carreras, surgen
caballos, reservados, mentados, apuestas y desafíos. Surgen y se organizan las
carreras cuadreras verdaderas fiestas del poblado.
La cancha o lugar donde se corría era la recta
-sin desnivel- de la calle Lavalleja de Paysandú hasta Florida o hasta
Montevideo, según la distancia que se pactara a correr.
Se reunían entonces según el decir de Eduardo
N. Nari, una enorme cantidad de gente y venían vecinos de muchos lugares para
ver competir al "mentado" o al ocasional adversario. No era raro, ver
correr como jockey de encargo o "ablandando la cancha" a adolescentes,
entre ellos, al que luego resultara el
primer médico que tuviera Ituzaingó, el Dr. IDELICO L. GELPI y el escritor y
poeta ELIAS CARPENA.
Así anduvo VILLA ARIZA, el lugar y el tranvía
por otros años, a pesar de las fiestas, reuniones, la facilidad del pago en la
venta de los terrenos, ladrillos gratis,
otros diez mil a plazo, el movimiento de progreso era lento. Se iban fijando
algunos nuevos vecinos, y en algunas manzanas de tierra, en vez de una casa se
veían dos.
Don NICOLAS DEFILIPPI pidió extender la vía
desde el centro de la Villa y galpón del depósito de los tranvías hasta el
horno de ladrillos. Unos ciento cincuenta metros (hasta Treinta y Tres y
Florida), pues, así aseguraba el transporte hasta la estación Ituzaingó.
En la estación también debió extender un pequeño
trecho, para llegar junto a las vías de carga para el tren.
El Sr. Defilippi despachaba ladrillos para
Buenos Aires y por este medio tenía asegurado el poder llegar hasta los vagones
con su producción sin depender de carros o carretas tiradas por caballos o
bueyes, ni de caminos intransitables por las inclemencias del tiempo. Utilizaba
una zorra arrastrada por las vías por una yunta de caballos. Pagaba como
derecho de uso de las vías y de la zorra la suma de cuatro pesos por viaje.
Más tarde, 1922, las gestiones ante la
Dirección de Correos y Telégrafos obtiene despacho favorable y es designada
VILLA ARIZA como lugar de ESTAFETA POSTAL dependiente de ITUZAINGO. Al año
siguiente una institución de fomento, pro-escuela Nº 15, propicia la
construcción de un local por ser esta la más cercana y casi al mismo tiempo se
instala sobre la calle José C. Paz en una superficie de más de 3 hectáreas un
club de polo "LOS MATREROS" (1924) uno de los pocos particulares en
el Gran Buenos Aires.
Por el club se hizo una segunda extensión de
vías, de unos cuatrocientos cincuenta metros que facilitaba el acceso de
jugadores visitantes y público al lugar
de los partidos. En el caso de haber pasajeros para el campo de polo, en el
tranvía les cobraban un segundo boleto adicional y los conducían hasta el
lugar. Este ramal que llegaba hasta los boxes -caballerizas- y un galpón, era
utilizado para transportar mediante la zorra todo cuanto llegaba en tren para
el club o para los vecinos.
El progreso de la localidad seguía lento, no
conformaba. Durante 1928 se produce una gran innovación en el medio de
transporte. Se le aplicó un motor Ford al tranvía. Se le instaló en una de las
plataformas con un transmisor de movimiento a uno de los ejes de un juego de
ruedas. El problema de la plataforma al frente se solucionó con un triángulo de
vías en VILLA ARIZA y de un "plato giratorio" frente al túnel-pasaje
de la estación ITUZAINGO. En la Villa al llegar el coche, recorría el triángulo
y se colocaba de frente al recorrido. En ITUZAINGO se corría sobre el plato y
con destrabar la unión de la vía, se hacía girar 180 grados y nuevamente
presentaba su frente a la Villa.
El servicio se hizo algo más frente, más
seguro y en el primer viaje que realizaba por las mañanas no se dependía del
caballo que debía prepararse a la noche anterior para no salir a
"campearlo" de madrugada al día siguiente.
Villa Ariza sigue progresando. Se extiende el
servicio de luz eléctrica por las calles Olavarría, Montevideo -hoy Defilippi-
y llega hasta Lavalleja. Se eliminan los faroles a kerosene o la luz
incandescente de las casas y de los negocios (1931). Sigue la acción en forma
muy activa y con un nuevo impulso. Le dedica todo su tiempo libre el nuevo
vecino instalado en la Villa don Eduardo N. Nari, después primer presidente de
la Sociedad de Fomento, del Club Social y Deportivo Villa Ariza, más tarde de
la Cooperadora Escolar de la escuela José Hernández, nº 13 y a su influjo se
amplió el edificio con muchas aulas. Siempre presente en toda ottra
organización de bien público -verdadero complemento y colaborador de don
Nicolás Defilippi.
Siguen varios años, llegamos a 1936 y un
fuerte golpe de pesar para el vecindario. Fallece Don Nicolás Defilippi.
Hombre de trabajo, honesto, cordial, siempre
dispuesto a solucionar problemas familiares, económicos, sociales a todo quien
le llegara. Con su numerosa familia, fue el primero en instalarse en la Villa,
llevando con su industria el quehacer local, la vida al lugar.
Fue miembro de todas las instituciones de bien
público que se crearon generalmente, el Tesorero. Actuó en política en forma
noble y franca. Fue concejal municipal y muy estimado dentro de su partido
político. Al concurrir por su deceso me encuentro nada menos con el Sr.
Gobernador de la pcia. de Bs. As. Dr. Manuel A. Fresco que se había llegado a
la patriarcal casa de Villa Ariza de don Nicolás Defilippi para ver por última
vez al amigo y presentar sus condolencias a la familia.
LOS PORTONES. Se llama así el lugar por cuanto
es la esquina de Bacacay y José M. Paz había una gran casa quinta cuyo terreno
de forma triangular llegaba por su fondo a la calle Camacuá. La entrada de
dicha casa-quinta era amplia -doble- tenía un gran portón para los vehículos y
una amplia portada peatonal, todo corrido en un solo frente formado en el corte
del vértice, una gran ochava. Toda la doble entrada estaba cubierta por alero a
dos aguas de tejas francesas. Por la calle José M. Paz y alrededores había ya
algunas poblaciones y a unos 300 metros más allá por José M. Paz daba la quinta
de Bovone, luego de Stolbizer. Entre los vecinos del lugar que viajaban en
tranvía, esperaban el coche junto al portón, aprovechando su amplio alero y
vereda. A la vuelta le decían los
pasajeros a don Juan: Bajamos en los Portones, voy hasta los Portones y así le
fue quedando el nombre con el cual se le ubica o conoce, en la actualidad, a la
parada de vehículos y al lugar.
Resuelto el progreso de Villa Ariza, el Banco
Supervielle gestiona y obtiene se afirmara desde la estación Castelar las
calles Inocencio Arias, José C. Paz,
hasta Gaona. (Al cruzar el afirmado la esquina de Olavarría, José M. Paz atrapó
las vías del tranvía que aún funcionaba. Por esta causa se hallan entre el
afirmado en ese lugar) y un ramal o desprendimiento poblador, el afirmado de las
calles Paysandú y Lavalleja, hasta el
galpón de los tranvías.
VILLA ARIZA DESPIERTA
Con este afirmado que le une con Castelar,
estación de un buen servicio de trenes, la seguridad de poder llegar y salir
por el afirmado, aún caminando y cumplir ante propósitos o una emergencia,
colaboró firmemente en el adelanto del lugar.
Por otra parte se realzaron las ventajas del
lugar-bondad del clima, altura de sus tierras: 27 metros sobre el nivel del
mar, excelente oportunidad para instalarse en lo propio y no faltó vecino que
de inmediato vio las ventajas de instalar por el pavimento una línea de
colectivos. Ese vecino completó el barrio que ya contaba con luz eléctrica,
puesto de vigilancia policial, almacén, panadería, estafeta postal y club
social y deportivo (de éste me designaron su primer vicepresidente).
El Banco Supervielle continuaba soportando las
pérdidas que le ocasionaba la línea de tranvía a ITUZAINGO hasta un pequeño
tiempo después de haberse terminado la concesión, pero establecido el servicio
particular de colectivo por el Sr. Querell que unía Villa Ariza con una
estación de tanta frecuencia de trenes, el servicio de tranvía a otra estación
de menos movimiento se hizo relativo, entonces, como parte, denunció el
convenio e hizo entrega de acuerdo a lo estipulado de todo el material rodante
y de la línea (1935).
La Municipalidad de Morón -la otra parte del
convenio- mandó levantar las vías, se llevaron los tranvías y francamente nunca
se supo el fin que a todo ello le cupo. El actual tranvía que se exhibe en el
Museo de Morón es similar o un modelo anterior a los que se usaban en la línea
Villa Ariza - Ituzaingó. Fui varios años abonado 1923-30 con mi familia. El
costo del abono era de 2,50 $ mensuales.
Así llegamos al año 1936 cuando se
construyeron nuevos afirmados en Ituzaingó. Se cubren de piedras y cemento
todas las calles del pueblo. Los afirmados se unen con los ya construidos en
Villa Ariza y las estaciones del ferrocarril Castelar-Ituzaingó, resulten un
nuevo impulso a Villa Ariza.
De inmediato el Sr. Querell que hacía el
servicio de colectivo Castelar Villa Ariza, solicita y obtiene permiso
municipal para la prolongación Villa Ariza Ituzaingó y quedan unidas las dos
estaciones del ferrocarril Oeste por este transporte (Reseña Histórica del ayer
Villa Ariza, pág. 6).
El fallecimiento del Sr. Querell y el
desempeño de peones, terceros, familiares, hizo que la línea sufriera de un
Servicio muy irregular -de acuerdo a sus magros ingresos- se suspendían y
restablecían los servicios a "las dos puntas" al fin, se hizo por
separado a cada estación, con un solo coche, a veces con dos, pero continuaban
muy deficientes. La gente de la Villa, por el afirmado, iba a pie a Castelar, o
a Ituzaingó.
Recuerdo el caso del estudiante normalista de
la familia Córdoba, que viviendo en Artigas y Paysandú, salía todos los días
caminando hacia Castelar. Si no le alcanza el colectivo, él por sus medios,
llegaba a la Estación y se aseguraba la asistencia que le era obligatoria en la
Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta de la Capital Federal, donde se
graduara de profesor en Ciencias.
Así estuvimos penando con el transporte hasta
que en Morón se establece una pequeña (entonces) compañía de colectivos con un
servicio puramente local. La nro. 216 llegaba hasta la barrera de la estación
Castelar y Av. Rivadavia. De allí los coches v volvían a su recorrido. Los
colectiveros vieron la posibilidad de prolongar la línea, cruzando la vía y
tomar el doble trayecto del colectivo Castelar-Villa Ariza - Ituzaingó.
Para ello convinieron con la Sra. viuda de
Querell incorporar el recorrido a la línea nro. 216 un coche colectivo en
trueque, por la prolongación del servicio hasta Ituzaingó.
La Municipalidad de Morón aprueba la unión de
las líneas y se extiende el recorrido de la línea 216 hasta Ituzaingó pasando
por Villa Ariza. Resultando el factor más efectivo de su progreso. 1º de enero
de 1944.
LA ESCUELA
De la trayectoria de la escuela de Villa Ariza
el Sr. Eduardo N. Nari hace una nota muy interesante en su documento-trabajo:
RESEÑA HISTORICA DEL VILLA ARIZA DE AYER. Con respecto a la escuela dice que la
actual nro. 13 ubicada en la esquina de
las calles Defilippi y Oribe en el año 1906 funcionaba en un lugar
despoblado de Puente Márquez con el nro. 15. La propiedad era alquilada a un
señor Antonio Devoto.
El lugar tenía una superficie de 1687 metros
cuadrados. Constaba de dos aulas y una casa para el casero, completa la reseña
el Sr. Nari con la nómina de los primeros alumnos y de todas las
maestras-directoras. La escuela funcionaba en un solo turno con un solo grado.
Los maestros llegaban en sulky luego en tranvía (cuando lo hubo) de Ituzaingó a
Villa Ariza, de aquí, en sulky a la escuela. En 1918 se hace cargo la señora
Emma Eguren de Ovejero quien se instala, construyendo vivienda en Villa Ariza.
Al retirarse de la enseñanza en 1925 fue reemplazada por la señora Cleofina
Ochoa de Basterreche. La sra. de Basterretche ante la escasa población del
lugar y la coyuntura de un nuevo contrato de alquiler, procuró acercar la
escuela al poblado, hace gestiones y obtiene su traslado a escasos metros de
los Portones.
En los Portones ocupó la propiedad de don
Jesús Díaz situada en Defilippi 840, aquí funcionó varios años con un creciente
alumnado, para pasar luego a ocupar en pleno centro de Villa Ariza, un salón de
la calle Defilippi 1455. La dirección de la Escuela Provincial nro. 15 (Sra. de
Basterretche que tanto había procurado acercar la escuela a la Villa,
conocedora de la donación hecha por los fundadores del pueblo de tierras al
Consejo Nacional de Educación, comenzó a gestionar su transferencia del orden
Nacional al Provincial.
En sus gestiones obtuvo en La Plata
-inspección Nacional de Escuelas, Ley Lainez- favorable desenvolvimiento en
ambas jurisdicciones (Nacional y Provincial) a cuyo influjo el Consejo Nacional
de Educación mandara construir en los terrenos que para escuela les donaran los
fundadores del pueblo, sito en Oribe y Defilippi las primeras aula-base.
Luego la Nación le transfere a la Dirección
General de Escuelas de la prov. de Bs. As. como contribución y apoyo a la
instrucción pública, la escuela que se le asigna el nro. 13 del partido de
Morón y lleva el nombre de un gran hombre de letras argentino (José Hernández)
autor del más gaucho de los poemas. Se inaugura el 1º de junio de 1946.
VILLA ARIZA ESPIRITUAL
La actividad del club de polo "Los Matreros" situado sobre las calles José
M. Paz y Lorenzo Barcala, ángulo norte de la Villa, fue decreciendo. Al
liquidarse sus instalaciones y predio fueron adquiridas en parte por un señor
Bruno y por una institución religiosa colaboradora de la Iglesia Cristiana
Ortodoxa Rusa (1930).
Esta institución adaptó y modificó las
construcciones existentes, para dedicarlas a lugar de estar o descanso para
personas del credo, fuera de actividad o que por distintas causas se hallaran
en la Argentina. Es entonces cuando se familiarizan los pocos habitantes de la
Villa con la clásica figura de un sacerdote -don Jorge Romanoff- de luenga
barba rubia, de cabellos también largos que forman un todo con su barba,
anteojos, con un fino aro de oro que tomaban más brillo en su curtido rostro y
como pectoral, una espesa cadena con una maciza cruz de Cristo.
Se le veía en el lugar en el tranvía y luego
en el colectivo, seguramente, en gestiones para su pequeña comunidad. Años
después con la ampliación del predio (1953) el sacerdote proyecta, dirige y
construye el actual templo situado en Malabia y Chilavert con su particular
línea arquitectónica. Forma rectamncular con una cúpula esférica blanca, en su
centro se levanta un alto y armonioso ventanal cilíndrico que sostiene la
representativa esfera celeste-cielo con su córica cúspide que eleva una
Cristiana Cruz.
Dan al lugar una nota de singular colorido y belleza. El servicio
religioso del Credo Cristiano Ortodoxo esta particularmente dedicado a los
internados y a los que ocasionalemnte suelen llegarse.
Ante la falta de un templo Cristiano Católico
Romano, voluntariosos vecinos (la sra. de Penninnetti, de Bonfacini, de su
señorita hija que se diera de lleno a la tarea
de catequista, Supervielle, Gemigniani, Allevato, Galuci-entre muchos
otros- despliegan sus actividades para dotar a la Villa de otra Casa de Dios. Recurren en ayuda a las autoridades
eclesiásticas, monseñor Novak de Ituzaingó, y ante el Sr. Obispo de Morón,
monseñor Raspanti.
Estos vecinos en sus gestiones hallan que la
manzana de tierra destinadaa edificios públicos, salvo lo cedido y escriturado
en favor del Consejo Nacional de Educación, actual asiento de la escuela José
Hernández, nro. 13 se le había dado otro destino. NO cesan en su acción y obtienen los predios
donde hoy son realidades:Iglesia, Policía, DSala de Auxilios y Plaza Pública.
Para la
iglesia le asignan el predio de Atacama y Colonia. Allí se concreta la actividad
de los vecinos, que con elementos muy precarios construyen una primitiva
capilla -1928-59- un techo de chapa sde zinc y un pequeño quincho para
prolongar la superficie cubierta el vecino escultor Juan Supervielle se encarga
del lugar sagrado, confecciona el tabernáculo, monseñor Raspanti, obispo de
Morón bendice lo instalado, el lugar (el todo puesto bajo la advocación de
nuestra Sra. la Virgen de Fátima) y
oficia la primera Santa Misa el 9 de diciembre de 1959.
Hoy cuenta Villa Ariza con una bonita capilla
con un estilizado y alegre campanario que eleva la Cruz de Cristo al cielo, un
jardín de infantes, colmado de esperanzas y un ambicioso proyecto, un gran
salón y escuela primaria parroquial.
LOS NOMBRES DE LAS CALLES DE VILLA ARIZA
Los nombres de las calles de Villa Ariza
tienen todos un origen histórica y se refieren a lugares o personas que se
distinguieron en algún modo en la Banda Oriental.
El Banco Supervielle y Cía. de Bs. As. cuya
casa matriz se halla en Montevideo, al intervenir comercialmente en la
fundación de un pueblo propició y obtuvo de las autoridades comunales,
Partidode Morón que las calles llevaran nombres
dealgunos hombres o lugares donde se organizara o luchara contra la
Invasión Portuguesa y para su Independencia. La Banda Oriental en aquel
entonces parte de las Provincias Unida sdel Río de lal Plata fueron invitadas
por tropas del Brasil, originando la Primera Guerra Sudamericana.